@ozteexplica Desde el 11 de mayo, está disponible en Netflix la más reciente película de #LuisEstrada: #QuéVivaMéxico! A grandes rasgos esta película nos narra la historia de #FranciscoReyes ♬ Mexican Hat Dance (Original Party Mix) - Arriba Brothers
Advertencia: la presente crítica contiene algunos detalles que pueden considerarse spoilers.
En esta ocasión quiero compartirles mi opinión personal de la producción “¡Qué viva México!”, estrenada en cines el pasado 23 de marzo, y en la plataforma Netflix el pasado 11 de mayo.
A grandes rasgos esta película nos narra la historia de Francisco Reyes que tras la muerte de su abuelo y motivado por la herencia que le pudo dejar, decide viajar con su esposa e hijos a su pueblo natal, desatándose así el caos en su familia ya que el abuelo le dejó sólo a él una importante herencia lo que genera conflictos con su peculiar familia.
Las actuaciones en esta producción son competentes, pero quedan diezmadas por el guión, el cual es bastante deficiente, ya que no ofrece ninguna profundidad en el desarrollo o progresión de los personajes; tampoco es claro en su intención, ya que se limita a hacer aproximaciones burdas de algunos estereotipos negativos de la población mexicana, sin darles una oportunidad de redimirse o evolucionar para ofrecer una visión constructiva al espectador. Se desperdicia el talento de muchos actores al darles diálogos triviales, poco imaginativos y que no les permiten demostrar sus rangos de actuación. La trama no se desarrolla de manera interesante y presenta una resolución poco impactante y a todas luces incoherente, siendo un claro el ejemplo el del protagonista: una persona aspiracional que logra escalar en la pirámide social a través de su esfuerzo y que al ser despedido de una posición administrativa importante sólo puede aceptar un trabajo de intendente en la misma empresa, es decir cualquier persona que a través de su capacidad para cumplir los objetivos para los que es contratado (no actos de corrupción como los del Gobierno) ya no puede buscar un trabajo en alguna otra empresa.
Lamentablemente el director Luis Estrada en esta ocasión nos decepciona con creces, la película no sorprende en ningún momento, la acostumbrada crítica y denuncia de sus anteriores producciones como El Infierno o la Ley de Herodes quedan reducidas a meros comentarios superficiales que no llegan a ningún lado y que incluso son contradictorios. La dirección hace la película innecesariamente larga lo cual diezma aún más los pocos aciertos de la película (¿en serio se necesita una secuencia de varios minutos para que los protagonistas se tomaran una selfie intrascendente a la trama?); en muchas ocasiones se percibe el desarrollo como una suerte de pequeños sketches tediosos unidos a la mala. A veces si no vas a decir nada relevante es mejor quedarse callado, si Luis Estrada tenía algún tipo de “conflicto de interés” para criticar al actual Gobierno Federal bien pudo ahorrarse la película y conservar el prestigio que sus anteriores entregas le habían conferido, o simplemente hacer otro tipo de película.
La sencilla trama de la película logra resolverse sin mayor problema, ya que en su desarrollo la historia es mayormente lineal; en su conjunto el argumento presenta relaciones entre los personajes claras pero altamente predecibles y con poco desarrollo. Donde tengo otro problema es en determinar el tema central de la producción, ya que la narrativa de la película no es clara en ese aspecto, por momento pareciera una crítica de estereotipos negativos de la cultura mexiana, clichés en algunos casos ofensivos y anacrónicos, por ejemplo al presentar a la comunidad LGBT+ de la forma más plana, descolocada y negativa posible o como aborda situaciones delicadas, como el matrimonio con menores de edad y el abuso sexual implícito como algo “pintoresco” en la cultura mexicana; ni que decir de la crítica al gobierno que no tiene intención clara.
Yo soy el de enmedio esperando algún momento gracioso por más de 3 horas…
Fuente: https://www.quevivamexico.com.mx/
La fotografía de Alberto Anaya es buena y constante en su estilo. La paleta de colores refuerza las intenciones de la película al igual que la composición de las tomas, misma situación presenta la edición, la cual no distrae la atención, pero al permitir secuencias innecesariamente largas provoca el más notorio problema de esta producción creando un ritmo erróneamente lento que desespera a los espectadores.
La musicalización de esta producción es regular, e igualmente alarga sin razón secuencias que en menos tiempo de duración pudieron tener un mayor impacto en el espectador; siendo más cercana a una programa de televisión de la década de los 80 que a una película actual.
Puedo decir que esta película era innecesaria dado que no presenta nada realmente novedoso o relevante al diálogo social actual; y es curioso que la mayor emoción que me ha producido es enojo, pero no por su exposición de temas, sino por lo mal hecha que es en sí la película, perder más de tres horas en algo que en noventa minutos pudo resolverse mejor es un insulto al espectador.
Antes de su estreno, el Presidente, sin haber visto la película, dijo que Luis Estrada era “un ‘progresista buena ondita’, clasista y racista”, en lo de progresista no puedo coincidir de ninguna manera pero si en lo de clasista y racista por exhibir muy unidimensionalmente a ciertos sectores de la población mexicana.
La película tratando de convencerme de que no es mala
Fuente: https://www.quevivamexico.com.mx/
En conclusión esta película es un despropósito total, y si hubiese que darle una calificación, a título personal le otorgaría ½ punto de una escala de 1 a 5.
